Blog dedicado a dar apoyo a todas las personas que sufren de obesidad

(Fuente:www.loqueengordaeslaemocion.com )

La obesidad es un «asunto mayor», un asunto «de peso fuerte»,  en la vida de muchas personas; un factor de sobrecarga a la mente y al estado de salud emocional afectando negativamente el rendimiento general, el potencial creativo, afectivo y social. Sin embargo, existe una cierta predilección por tomar la obesidad con liviandad.  La población mundial obesa registra un crecimiento vibrante.

¿Quién es responsable de este fenómeno? ¿Cómo defenderse?

Si en la comunicación más elemental, uno más uno es igual a dos, en la publicidad no. En cuestiones de afecto y emociones, tampoco: uno más uno nunca es igual a dos. Para las personas que sienten en sus cuerpos una carga antipática, un motivo para ocultarse o avergonzarse, cualquier episodio inesperado de la vida cotidiana puede ser motivo de amargura o de pérdida del entusiasmo. Y la suma de dos emociones contrariantes da como resultado una negatividad a la máxima potencia.  Un chiste, una mirada burlona puede ser demoledora al espíritu del obeso que encima, de un modo visible o solapado, por lo general se auto-segrega. Una incorrecta interpretación de estas expresiones mínimas puede arruinarle el día, minar sus ilusiones. Encuentra en ello razones para desquitarse con la comida. Así se inicia un círculo vicioso con un final poco feliz.

La obesidad contamina el área de las expectativas y la vida social; limita la visión de futuro, no solamente amenaza la buena calidad de vida sino que literalmente acorta la vida.

Entre varios factores que dan origen a la obesidad, la publicidad figura en las primeras filas. La obesidad es fuente de multimillonarias industrias en múltiples áreas cubriendo productos y servicios de belleza, de alimentos, de productos farmacéuticos, etc.  Así es que, mientras para muchos la obesidad es una maldición, para otros es una auténtica bendición. Trabajar en derredor de estas áreas no solo promete un gran negocio altamente redituable, sino uno de larga duración.  Teniendo en cuenta que la preocupación por la apariencia física va creciendo, a medida que las soluciones se hacen más sofisticadas, este asunto parece imponerse como uno de máxima importancia y eterna vigencia.  Como la mayoría de negocios que se apoyan en la infelicidad humana, en las ansias de superarse el secreto de su éxito podría explicarse en la sistemática «inyección» de ideales humanos (entanto ideales, desde luego, siempre inalcanzables). Estos ideales, a menudo tan absurdos por imposibles como pretender transformar un perro San Bernardo en un Galgo Español, solo consiguen aumentar el grado de ansiedad, instalar la sensación de insatisfacción que son caldo de cultivo imprescindible para idear «soluciones» cada vez más sofisticadas y, sobre todo,  «rápidas». Esto, desde luego, tomando las cosas «a la ligera».

Año tras año surgen variedad de descubrimientos dando nacimiento a servicios y productos para adelgazar. Estos servicios y productos, muchos de efectividad dudosa, son lanzados a la venta masiva y vendidos como pan caliente con la promesa de regresar a la persona a las medidas ideales en un abrir y cerrar de ojos, sugiriéndoles un maravilloso estado de placer y satisfacción que, nuevamente, no se alejan demasiado del estado ideal, casi inalcanzable. Por supuesto, la mayoría de las veces, placer y satisfacción temporarios.

Tratándose de un asunto altamente redituable, el abordaje a la obesidad le ha hecho un daño tremendo a la identidad de muchas personas que mordieron el anzuelo de la publicidad. Las campañas publicitarias raramente son directas en sus recomendaciones. Una buena campaña publicitaria enviará sus mensajes a través de películas, noticias, iniciando rumores, etc. Lo cierto es que hoy se hacen necesarias tácticas y estrategias para liberarse de ataduras que resultan incomprensibles y que dan origen a variedad de conductas y hábitos indeseables, por ejemplo, con la comida.

La obesidad es un tema espinoso y oscuro para muchos. Para volver a sus formas armoniosas y retomar hábitos normales con la comida, muchas personas necesitan recuperar su independencia mental primero que nada. Eso es lo que hacemos en UAPPO, ayudar a las personas a tomar conciencia de su situación y con esto alcanzar un cambio de hábitos alimenticios que les permitan ser ellos quienes determinen los límites con respecto a la comida, que entiendan que la obesidad es una circunstancia en su vida, más no debe ser esto lo que los define y lo que determina cómo continuarán viviendo. Si necesitas ayuda psicológica para superar tu obesidad, asiste a terapia, no creas en toda la publicidad que se te presente, puede llegar a ser engañosa.

Fuente: http://www.saborysalud.com

Si le preguntan hoy, en qué momento fue que su peso empezó aumentar vertiginosamente, podría identificar con certeza que fue después de que inició su feliz vida en pareja?…

Probablemente, para muchas parejas este es el caso, y recientemente, un estudio lo comprobó!

Este estudio, publicado en julio del 2009 en la revista científica “Obesidad”, tuvo como  objetivo identificar cómo pueden afectar las relaciones sentimentales los números de la báscula.

Los investigadores le dieron seguimiento a casi 7000 personas por varios años. Su conclusión: aquéllos que deciden vivir juntos, presentan un riesgo mucho mayor de obesidad, y desafortunadamente las mujeres tiene las de perder! Desde el primer año de convivencia, tienen un riesgo mucho mayor en relación a los solteras, y entre más años en pareja, mayor probabilidad aún de obesidad.

Se estimó que en los primeros 5 años pueden tener un riesgo de aumento de peso de hasta un 63%! Por otro lado, el riesgo de los hombres solo aumenta ligeramente en el primer y segundo año, después no es mayor en relación a quienes se mantienen viviendo solos.

¿Por qué?

Varios estudios habían analizado de forma similar el efecto que varios investigadores llamaron “ganancia de peso por enamoramiento”. Por ejemplo en octubre del 2008, se encontró que las mujeres que tenían novio, podían ganar en promedio 15 libras (7 kg) en un lapso de 5 años, en relación a las que las que se mantienen solteras.

Otro estudio publicado en el New England Journal of Medicine hace 2 años, había concluido que la obesidad puede ser “contagiosa”. Afortunadamente, no de la misma forma que la gripe, pero sí “socialmente” contagiosa. En el caso de parejas casadas se encontró que si uno de los dos es obeso, su compañero tiene un 37% mayor probabilidad de llegar a serlo también.

¿Qué sucede?

Muchas razones pueden estar entrando en juego, pero la principal que han señalado los investigadores es que los malos hábitos se contagian con facilidad.

Por ejemplo, las mujeres tienden a comer igual que su pareja, y teniendo metabolismos más lentos, esto les resulta en ganancia de peso.

Otro mal hábito que puede contagiarse rápidamente es la “pereza” por hacer ejercicio. Muchas personas que talvez tenían rutinas fijas, las dejan al convivir en pareja, ya sea por favorecer más tiempo juntos, o simplemente porque se desmotivan al ver que su compañero no le da la misma importancia.

Finalmente, también en las mujeres se ha observado una clara tendencia a aumentar de peso cuando se casan o están en pareja, y a perderlo cuando se divorcian o están solteras.

Entonces, ¿cómo mantener una relación sin libras extra?

Cuando una persona de la pareja inicia un programa de control de peso, su esposo o esposa suele perder en promedio hasta 5 libras (2.3 kg). De la misma forma, los buenos hábitos se pueden contagiar, con un poco de esfuerzo positivo hacia ello. Incluso en algunos programas en que la pareja da solo “apoyo emocional” al que está perdiendo peso, se ha observado que en muchos casos puede hasta terminar perdiendo más peso que el participante.

A continuación los puntos más importantes en que una pareja puede canalizar sus esfuerzos para perder peso y salud:

1. Comunique sus inquietudes. Si siente que ha ganado peso y dejado su salud de lado, háblelo con su pareja. Explíquele por qué se siente así, cuál es su plan para cambiar, y en qué formas puede apoyarle.

Si su pareja también ha ganado peso, y no desea cambiar no le reclame o exija que cambie si no muestra interés. Solo el hecho que le pida apoyo y usted inicie su campaña saludable, podrá “contagiarle”, si lo hace de una forma positiva, y no como algo exigido.

2. No deje de lado actividades que disfruta por estar en pareja. Con el tiempo sentimientos de resentimiento por haberlo dejado pueden afectarle, además es importante siempre tener su propio espacio, y darle tiempo a actividades que le definen a usted como persona, no solo en su vida en pareja.

3. Planeen actividades juntos pero también mantengan su espacio!! Puede ser bueno disfrutar algunos días de alguna actividad juntos, como partidos de futbol, caminar, bailar, etc., pero también es importante que cada uno tenga su programa de entrenamiento por separado. Es lógico que los niveles de condición física sean diferentes, y tratar de mantenerse al nivel de otro puede ser que alguno no trabaje lo suficiente, o que otro trabaje más de su capacidad poniéndose en riesgo de lesión.

4. Busquen ayuda juntos, o bien apoye a su pareja en la búsqueda de ayuda. Iniciar un programa de control de peso en pareja puede tener mucho más éxito que hacerlo por separado. De esta forma, ambos pueden comprender bien los cambios que deben hacer.

Si uno de los dos no está convencido de ingresar al programa, puede simplemente servir de “red de apoyo” para su pareja. Comprometerse a ayudarle yendo a restaurantes con alternativas saludables o teniendo comida más saludable en casa, y verá pronto también resultados positivos en sus hábitos y números de la báscula!

Fuente: http://www.fundaciondelcorazon.com 

Un estudio realizado por investigadores de la Universidad de Granada concluye que uno de los genes responsables de la obesidad, el FTO, también es generador de la depresión. Un hallazgo importante, ya que ambos factores incrementan el riesgo de padecer diabetes tipo 2, hipertensión y enfermedades cardiovasculares.

Un equipo del Centro de Investigación Biomédica en Red de Salud Mental (CIBERSAM) de la Universidad de Granada, ha realizado un estudio pionero a nivel mundial, que ha descubierto que la depresión modifica el efecto del gen FTO (que actúa inhibiendo la sensación de saciedad) sobre el índice de masa corporal de un individuo. Dirigido por Margarita Rivera Sánchez, el trabajo se llevó a cabo en el Institute of Psychiatry del King’s College de Londres (Reino Unido), con una muestra de 2.440 personas con depresión recurrente y 809 personas que no habían padecido ningún tipo de enfermedad mental.

Varios estudios habían analizado ya la relación depresión-obesidad y viceversa. Entre ellos, llama la atención el publicado en 2010 en Archives of General Psychiatry, que concluía que “las personas con sobrepeso tienen un 55% más de riesgo de desarrollar una depresión, mientras que las que sufren este trastorno mental tienen un 58% más de posibilidades de convertirse en obesas».

Obesidad y depresión en España

Hace solo unos días, la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), que agrupa a los países más avanzados y desarrollados del mundo, ha dado a conocer un informe que indica que la tasa de obesidad para los adultos españoles es mayor que la media de estos países, mientras que la tasa para niños es de las más altas de la OCDE. “En España, dos de cada tres hombres tienen sobrepeso y una de cada seis personas es obesa. Uno de cada tres niños de edades comprendidas entre los 13 y 14 años tiene sobrepeso. Se prevé que la proporción de adultos con sobrepeso aumente un 10% más en los próximos 10 años”, asegura este organismo.

Por su parte, la depresión afecta a un 5,3% de españoles con una mayor presencia en las mujeres que en los hombres, según la Encuesta Nacional de Salud de 2009. Un organismo tan fiable como la Organización Mundial de la Salud (OMS) prevé que la depresión sea en el año 2020 la segunda causa de discapacidad en el mundo.

Por sus diversos efectos negativos en la salud, la obesidad y la depresión deben ser tomados en cuenta y tratados a tiempo para minimizar sus consecuencias. Recuerda que los hábitos de vida saludable contribuyen a prevenir estas dolencias. Come sano, haz ejercicio, no olvides consultar a tu médico si crees que puedes padecer alguna de estas enfermedades, y sobre todo, pon de tu parte para superarlas con el tratamiento que tu médico te indique. Vive en salud y vivirás mejor.

SÍNDROME DE COMEDORES NOCTURNOS

(Fuente: http://www.aperderpeso.com)

 Trastornos de la alimentación y obesidad

Entre los trastornos de la alimentación, además de la anorexia y la bulimia, recientemente se ha vuelto a hablar de un trastorno alimentario, que puede conducir a la obesidad, denominado Síndrome de comedores nocturnos. Este síndrome esta íntimamente relacionado con la reducción de la actividad diaria. Entérate cuáles son sus características y cómo se manifiesta.

Dentro de los trastornos de la alimentación relacionados con la obesidad, se encuentra el Síndrome de comedores nocturnos, descripto por primera vez por el Dr. Albert Stunkard en el año 1955, quien intento determinar el comportamiento alimentario en pacientes obesos, que no lograban perder peso, aún estando bajo tratamiento dietético.

Características de Síndrome de comedores nocturnos

  •  Anorexia matutina: Estos pacientes no desayunan y no consumen alimentos durante la mañana.
  •  Hiperfagia nocturna: Consumen grandes cantidades de alimentos durante la noche, generalmente se consume alrededor de 35% del total de calorías diarias, durante la noche.
  •  Insomnio: Estas personas padecen de insomnio o sufren de interrupciones frecuentes.
  •  Este tipo de pacientes consumen los alimentos como un antidepresivo o ansiolíticoque mitiga la depresión o la ansiedad.
  • Este trastorno de alimentación denominado Síndrome de comedores nocturnos, afecta al 1.5% de la población, siendo las mujeres las más afectadas.

 

Causas

  •  Aislamiento socio emocional.
  •  Estrés.
  •  Conflictos familiares.
  •  Baja autoestima.
  •  Ansiedad.
  •  Depresión.

La diferencia entre el Síndrome de comedores nocturnos y otros trastornos de la alimentación y obesidad:

  • La frecuencia y cantidad de alimentos ingeridos.
  •  Se consume menos calorías que los que padecen bulimia.

 ¿Cómo tratar el Síndrome de comedores nocturnos?

Este al igual que los demás trastornos de la alimentación relacionados con la obesidad, deben tratarse en forma interdisciplinaria, para poder abordar todos los aspectos de la problemática y lograr resultados efectivos que se mantengan a largo plazo.

 

(Fuente: saninstitut.com)

Actualmente, la obesidad afecta a una gran parte de la población y entre ésta hay quienes están en una etapa de su vida donde la sexualidad es activa. Aunque hay muchos hombres que dicen no tener problema para vivir su sexualidad, la obesidad representa una doble crisis en cuanto a sexo se refiere, mezclándose por igual salud y estética.

Ambos puntos, interfieren en la sexualidad de la persona, pues de una forma u otra pueden verse impedidos o inhibidos de tener sexo con la satisfacción anhelada, llegando a evitar encuentros eróticos para evitar ser vistas por sus parejas.

Los hombres que sufren obesidad siempre verán afectadas sus relaciones sexuales, siendo mayor la afección en unos casos que en otros, pero influyendo inevitablemente. Está comprobado que el sexo y obesidad no son los mejores compañeros y hay varias observaciones que lo confirman:

  • La persona evita el acto sexual para no ser vista desnuda.
  • La baja autoestima y la desvalorización de sí mismas que generalmente tienen los hombres obesos, no colaboran para que el sexo sea placentero.
  • Las condiciones físicas no permiten disfrutar de un sexo libre y cómodo.
  • El sexo les es prohibido por peligro de aumentar la frecuencia cardiaca y el consumo respiratorio a niveles de riesgo (ya que la obesidad va de la mano con los trastornos cardiovasculares). En estos casos, la mezcla de obesidad y sexo se convierten aún más en un peligro para la salud.
  • Los desajustes del metabolismo, como el colesterol alto, los triglicéridos altos, la diabetes, etc, conllevan a impotencia sexual, otro mal ejemplo de cuando se unen sexo y obesidad.

Como comentamos en el último punto, el exceso de grasa, afirman los expertos, afecta en la producción de hormonas responsables de despertar ese instinto sexual que ha asegurado la supervivencia de la raza humana.

La grasa hará que un hombre obeso tenga menos hormonas de las que producen deseo y más de las que traen aparejada una falta absoluta de ganas de entrar en contacto corporal con otras personas. En un país en el que ha crecido el número de personas que padecen obesidad, este hecho se traduce en que cada vez son más las parejas que tienen problemas en la cama.

Más allá de la imagen física, los factores químicos que interrumpen el sexo son los más importantes a considerar:

  • La grasa entorpece la circulación sanguínea y produce problemas hormonales como la baja producción de testosterona, responsable de encender la chispa sexual en hombres y mujeres.
  • El aumento de la masa corporal y los tejidos que el corazón debe oxigenar provoca hipertensión, que se convierte en una complicación cardiovascular. Así pues, la vitalidad disminuye, lo cual termina por causar una bajada de la resistencia y el vigor que mantiene activo al hombre durante sus relaciones sexuales.
  • Los cambios que surgen en la motivación sexual, ocurren debido a una significativa disminución que se observa en la libido y, por tanto, a la forma cómo se sustituye el deseo sexual por el placer de comer compulsivamente.

Los problemas de erección son bastantes comunes en obesos, inclusive en aquellos que son jóvenes, ya que según algunos estudios la obesidad, la hipertensión y la diabetes marchan juntas para provocar todo tipo de trastornos físicos en las personas con sobrepeso. En el caso de la sexualidad masculina los problemas generalmente se relacionan con la calidad de la erección, aunque también algunos estudios afirman que la eyaculación precoz puede estar relacionada con algunos tipos de diabetes. Una de las causas más comunes de la falta de erección es un insuficiente afluencia de sangre a la región genital, y en esto pueden tener mucha influencia la grasa abdominal  y la diabetes. Además, la hipertensión originada en la obesidad es un factor más que dificulta la erección plena del pene.

Pero la obesidad no debe impedir una relación sexual placentera, así que lo que has de hacer es ponerte manos a la obra e iniciar, si no estás ya en ello, una dieta equilibrada y hacer ejercicio regularmente. Verás como perder peso te ayuda a recuperar el deseo sexual y empiezas a sentir que tu autoestima aumenta y te sientes más deseado. Si tienes pareja, realiza actividades con ella, así fortalecerás la relación y eso se verá reflejado en vuestras relaciones íntimas y sexuales.

La obesidad, como toda enfermedad, indica que la persona no está en armonía. Una piedra en el equilibrio interior se manifiesta en el cuerpo como una señal de alerta para que se le presente atención. Inmediatamente, la persona busca una solución mágica para aliviar su angustia, pudiendo recurrir así a métodos dañinos para su salud.

Es así como se crea un gran comercio en torno a la obesidad. Muchas personas lucran con la enfermedad, ofreciendo soluciones inútiles a costos altísimos, asegurando que obtendrán resultados milagrosos sin esfuerzo. La realidad es que todos los tratamientos para adelgazar requieren compromiso y dedicación por parte del enfermo, y el enfermo no se va a curar de la noche a la mañana.

El paciente obeso recurre a los medicamentos y a todo tipo de productos engañosos como pendientes que dicen controlar el apetito, plantillas para el calzado, fajas y cremas reductoras, etc. En ocasiones, estos productos generan un gran efecto a nivel psicológico: la autosugestión, por la cual el paciente comienza inmediatamente a controlar su forma de alimentarse o cambia de pautas de ejercitación, pudiendo obtener algún resultado. Desde luego, no debemos adjudicar los logros al “producto milagroso”, sino al mismo obeso.

En la actualidad, las cirugías para la obesidad son vistas como las nuevas soluciones mágicas. El obeso cree erróneamente que, al operarse, desaparecerán mágicamente sus problemas y podrá bajar de peso sin esfuerzo. Pero debemos recordar que este procedimiento es sólo un complemento de un amplio tratamiento en el que intervendrán psicólogos (y psiquiatras, de ser necesario), médicos nutriólogos y clínicos.

Como la obesidad es una enfermedad multifactorial, su tratamiento no puede acotarse exclusivamente a la realización de una dieta o un plan de ejercicio físico. Si bien la cirugía bariátrica es efectiva en la mayoría de los pacientes, requiere de voluntad y de la aceptación del tratamiento médico post-quirúrgico. Muchas de las complicaciones posteriores responden al incumplimiento de las recomendaciones del especialista. Platique con su médico.

Colaborador invitado: Dr. Hector Bernal
www.adios-obesidad.com

Sobre el Autor: Hector Bernal es Médico Cirujano especialista en cirugía metabólica y de obesidad. Miembro de la federación Internacional de Cirugía de Obesidad (IFSO). Profesor titular en la Escuela de Medicina de la Universidad Autónoma de Chihuahua en Chihuahua México.

http://www.aperderpeso.com/la-cirugia-bariatrica-no-es-una-solucion-magica/

(Fuente: Lic. Patricia García http://www.noticiasnet.com.ar/?se=67&id=31145)

La relación del obeso con su familia generalmente toma el matiz de una relación ambivalente: amor-odio. Donde se ama y se odia con la misma intensidad.

Al amor todos lo conocemos en sus manifestaciones: queremos a alguien y hacemos cosas por ese alguien, nos mostramos amables, queribles, deseables. Pero, el amor es ego-sintónico, o sea, busca ser correspondido. Esperamos ser amados y cuando esta expectativa se ve frustrada aparece el odio. Las formas de aparición del odio son menos evidentes que las del amor. Pueden aparecer desplazadas o disfrazadas de maneras diferentes: enojo, agresividad, depresión. Dependiendo de la subjetividad de cada uno.

¿Cómo ocurre esto en el obeso?, ¿con qué particularidades?

Generalmente, las personas obesas, están a disposición de los demás: viven para lo otros, trabajan para los otros, cocinan para los otros, centran la mayoría de sus actividades cotidianas en función de las necesidades y demandas del entorno familiar. A través de estas conductas se ofrecen como alguien útil, necesario, y amado para (y digo para y no por) los demás.

Ese ofrecimiento genera la creencia, la ilusión de ser amados por lo que dan, por lo que ofrecen, por lo que dejan de hacer para si mismos para dárselo a los demás. En el fondo lo que buscan es el amor, la valoración y el reconocimiento que ellos mismos no pueden darse en el afuera.

La dificultad reside en que en algún momento, en algún punto, los otros decepcionan. No nos aman como esperamos que nos amen. Y las distintas personas reaccionan de manera diferente frente a la decepción amorosa. Los obesos en particular no toleran este tipo de frustraciones puesto que para ellos esa decepción es sinónimo de falta de reconocimiento, falta de amor, falta de consideración, etc. Y aquí comienzan las dificultades con el entorno familiar.

Por otra parte, la lógica del todo o nada que esta detrás de toda esta cuestión amorosa es difícil de soportar tanto para el obeso como para su familia. Dar todo a los otros es una posición incómoda puesto que la persona obesa queda atrapada en las demandas y requerimientos ajenos y no puede formular las propias. No puede reconocer ni construir sus propios deseos y proyectos. Es decir, queda alienado en los otros. Salir de allí le permitiría tener un margen de libertad más amplio, y al mismo tiempo reduciría los sentimientos de frustración, enojo, ansiedad, depresión, etc.

Las estrategias 

  • No genere dependencia de su entorno familiar. Esa dependencia es ficticia. Usted necesita que lo necesiten para poder pensar en si mismo.
  • Permita que sus seres queridos elijan libremente de acuerdo a los gustos de ellos y no a los suyos.
  • Comparta ideas y tareas. No haga todo usted solo.
  • No imponga su modo como el único modo de hacer las cosas.
  • Siga quejándose de lo que no le gusta o satisface pero ejercítese día a día en buscar la manera de resolver sus problemas.
  • Si es necesario pida ayuda y opinión a los demás.
  • Demuestre afecto y trate de ser capaz de recibirlo. Aprenda a reconocer el modo particular en que cada uno de sus seres queridos demuestra cariño. Comience a observar e identificar cómo lo hace usted. ¿Sabe usted cómo demuestra afecto? ¿Los demás se dan cuenta de ello?.
  • Hable, pida, demande, cuando necesita que alguien haga algo por usted. No lo deje sujeto a la imaginación o a la adivinación.
  • Pero, recuerde que ni usted es todo lo que a su familia le hace falta para vivir ni su familia puede responder a todo lo que a usted le haga falta en su vida. Siempre, en algún momento pasará por la experiencia de la frustración, esta es intrínseca a todo ser humano.
  • Por último, la lógica del todo – nada es una elección de vida poco saludable. Baje su nivel de expectativa. Poco a poco, paso a paso, día a día, reduce los sentimientos de frustración, depresión, ansiedad, enojo, etc.

¿Qué tipo de vida quiere para usted?, ¿Pensó en que se puede elegir?, Cuándo se sienta preparado comience.

 

Cómo no hacer dieta

Se corre el riesgo de que el organismo devore su propia masa muscular y de que la deshidratación resultante cause una falla cardíaca fatal.

¿Quiere poner en riesgo su vida? Empiece por su cuenta alguna dieta de un libro o revista cualquiera, o de esas que vienen en sobres y sirven para preparar licuados y sopas que -según reza la etiqueta- reemplazan una comida. Si bien no todas son iguales, parten de un principio similar: la supresión brusca y dramática de los hidratos de carbono a expensas de un mayor consumo de proteínas y grasas. No rotundo al pan, las pastas, el arroz y las dulces galletitas; sí a las carnes, huevos, lácteos, y aun fiambres y embutidos. Verduras y frutas, mínima cantidad. Estas dietas no son precisamente de bajas calorías (pueden tener unas 1.500 diarias), y se promueven asegurando que uno podrá comer hasta hartarse, pero como producen náuseas y malestar estomacal (además de otros efectos más riesgosos) al cabo de unos días las personas tienen menos apetito.

Hay otras dietas que son menos generosas. En inglés, se les llama very low calories diets/ Dietas de muy bajas calorías (Vlcd), que significa dietas muy bajas en calorías. Incluyen entre 400 y 800 diarias y, si bien pueden prepararse con alimentos (hace falta un auténtico experto para contarlas sin pasarse), también vienen en sobres (o en botellas), formando una mezcla de nutrientes en los que los hidratos de carbono existen, pero en muy baja cantidad.

¿Por qué tanto encono con estos nutrientes? «Los hidratos de carbono -explica el doctor Brandi, director del Centro de Obesidad del Hospital Italiano y ex presidente de la Sociedad Argentina de Nutrición- retienen agua y sodio. Si se los suprime, el organismo aumenta su diuresis. Entonces se desciende de peso, que no es igual a adelgazar. Adelgazar es pérdida de peso a expensas de la grasa, no del agua o de las proteínas». El doctor Escobar, endocrinólogo, docente de la Universidad de Buenos Aires, agrega: «Todas estas dietas tienen un fundamento común: cuando no se ingieren hidratos de carbono no se pueden sintetizar o almacenar nuevas grasas. Pero esto no es saludable».

Riesgos y Ventajas

A estas alturas es razonable hacerse una pregunta básica: si los músculos y el cerebro se alimentan de azúcar, de qué viven cuando se eliminan drásticamente los hidratos de carbono?

«En principio -explica Escobar-, de los cuerpos cetónicos que se forman en el hígado cuando las nuevas grasas, que no pueden almacenarse, se dirigen allí. El cerebro no puede esperar por alimento, así que cuando se han consumido las reservas de azúcar (y esto ocurre a la hora de no ingerir hidratos de carbono), el organismo, usando un mecanismo de salvamento y para evitar entrar en coma, utiliza los cuerpos cetónicos como energía. Pero tienen una contra: arrastran el sodio, el potasio y, con ello, el agua. La persona se deshidrata, por eso pierde peso.

Además, se siente débil, cansada, con mal aliento. Por eso no se le puede sugerir actividad física, un pilar del tratamiento».

De modo que el cerebro, finalmente, quiere azúcar. Y la única fuente de glucosa que queda son las proteínas. «Por eso, al realizar este tipo de dietas -agrega Escobar-, al día siguiente la persona tiene que consumir su proteína para obtener energía. Es decir, pierde su propia masa magra, se desnutre, y esto ocurre aunque tenga sobrepeso. Hay que recordar que el 70% del gasto calórico lo realiza el músculo, que es proteína. Como el organismo recibe menos calorías, comienza a ahorrar y lo hace consumiendo su propio músculo para disminuir el gasto calórico total».

El gran problema es que pierden masa muscular hasta los órganos, entre ellos, el corazón. Por eso los riesgos incluyen muerte súbita, arritmias cardíacas, hipotensión y la imposibilidad de determinar si semejante movilización de grasas aumentará o disminuirá el colesterol y los lípidos. Además, causa apatía y falta de concentración. «Las dietas del estilo norteamericano, también llamadas disociadas, no son recomendables en absoluto -afirma-Como se consumen muchos alimentos ricos en grasas, aumenta el colesterol. Sí aconsejamos dietas muy bajas en calorías para individuos con mucho sobrepeso, porque si bien son agresivas, pueden ayudarlo a disminuir rápidamente varios kilos y bajar su riesgo: un hiper-obeso, a menudo padece dificultades respiratorias, hipertensión, hipercolesterolemia, diabetes, problemas articulares. Tienen que seguirse con un estricto control médico y durante un período breve, por ejemplo, un mes».

En definitiva, el asunto del peso no puede ser tratado con ligereza, desde ningún punto de vista, es el aparato mas sofisticado que te mantiene con vida, que tenga 40 kilos o mas de sobrepeso, olvídate de la estética, estas muriendo, lenta, dolorosa y cruelmente, hay que hacer algo de inmediato y hacerlo bien! La supervisión de un nutriólogo o nutricionista es vital, con la misma violencia con la que has tratado a tu cuerpo no puedes forzarlo a adelgazar. Es un proceso de conocimiento, descubrimiento y cambio trascendental, NO ES UNA DIETA MÁS. Baja el ego, si fuera fácil y si de verdad lo quisieras, ya lo hubieras logrado, necesitas ayuda! Búscala, antes de que mueras por obesidad.

Queremos ayudarte! Podemos ayudarte! Que puedes perder? Kilos? contactanos ! 0241.8145988 – correo uappovzla.info@gmail.com Solo no se puede!

Fuente: weblog.mendoza.edu.ar

Según los especialistas se trata de una patología que provoca preocupación desmedida por lo físico.

Algunos aspectos clínicos y prevenciones para estar atentos, son: pechos pequeños, pantorrillas flacas, tobillos gruesos, piel muy blanca, caderas muy anchas, genitales muy pequeños… Cuando estas preocupaciones crecen sin medida, y se vuelven una obsesión para quien cree que las padece, se transforman en una patología que los médicos llaman “dismorfia corporal”.

Su principal característica es la desmesura en la que suelen caer quienes se sienten excesivamente insatisfechos, preocupados o hasta disminuidos por el aspecto de su cuerpo. Un ejemplo famoso de este trastorno es el cantante Michael Jackson, quien se sometió a 40 operaciones y transformaciones diversas, entre otras para blanquear su piel.

Las partes del cuerpo que más comúnmente suelen convertirse en objeto de obsesión de los dismórficos son: piel, pelo, nariz, ojos, mentón, labios o cualquier otra parte de la anatomía entre las que se incluyen las rodillas, piernas, pechos o genitales.

Según datos de la Sociedad Española de Cirugía Plástica Reparadora y Estética (SECPRE), en Europa y América está aumentado el número de personas que padecen dismorfia corporal: muchas personas se ven feas, aunque su aspecto esté dentro de los límites de la normalidad.

Esta percepción hace que aumente el número de pacientes que se operan varias veces una misma parte del cuerpo, por ejemplo la nariz, y está provocando que la cirugía estética se convierta en un artículo de consumo.

Desde el área de la psicología Gustavo Bustamante, director de la Fundación FobiaClub, brindó algunas precisiones sobre este trastorno por medio de una serie de preguntas y respuestas para salir de dudas y tomar el problema de raíz:

¿En qué consiste la dismorfia corporal y cómo se la distingue de la preocupación digamos «normal» por verse bien?

La dismorfia corporal se caracteriza por un sobredimensionamiento de las preocupaciones normales por la apariencia física. Dicha preocupación le insume al paciente mucho tiempo a lo largo del día, y ésta se intensifica más en situaciones sociales en donde las personas esperan que los otros los miren u observen.

Esos síntomas son difíciles de controlar y suelen desembocar en conductas repetitivas, como examinarse atentamente al espejo, compararse con otros, arreglarse excesivamente o camuflar aquella parte del cuerpo con la que están disconformes.

Se considera que hay dismorfia corporal cuando existe preocupación por algún defecto imaginario del aspecto físico, es decir, cuando hay leves anomalías pero la preocupación del individuo es excesiva. Luego, cuando esta preocupación provoca malestar clínicamente significativo o afecta la vida social o laboral.

¿Las mujeres padecen más este problema que los hombres?

En general aparece en porcentuales semejantes en hombres y mujeres. Los estudios demuestran que el inicio del problema comienza en la adolescencia, época en la que el individuo está más preocupado por su autoimagen y la vida social, y se siente más observado.

La edad media de inicio es a los 17 años. El dato sobre las personas afectadas es bastante confuso debido al ocultamiento de la enfermedad, aunque se cree que se encuentra alrededor del 1,5%. Muchos autores sobre el tema estiman que alrededor de un 2 % de los pacientes que demandan un tratamiento quirúrgico presentan este trastorno.

¿Cuáles son las señales de alerta para los padres o la familia?

Cuando comienza el deterioro de las actividades básicas, la persona evita ir a reuniones o al colegio por este tema. O la insatisfacción permanente con la imagen corporal que a veces lleva a autolesiones que luego justifiquen una operación.

¿Hay más casos en la actualidad?

Actualmente la imagen corporal es más importante, está sobrevalorada por sobre otras cualidades, por ejemplo la inteligencia. La belleza hoy se mide por lo externo solamente, la llamada “belleza interior” está devaluada. Por eso creo que hoy la mayoría de las personas están más preocupadas y pendientes.

¿Influye en esta patología el aumento de la exhibición física constante de los jóvenes, vía Internet o TV, por ejemplo.?

Sí, influye el prototipo social de perfección física. El aumento de imágenes lleva a la confusión de que “la imagen lo es todo”, cuando sabemos que la imagen debe estar sostenida por una serie de valores y creencias, y que debe estar integrada.

¿Qué ayuda pueden dar los padres o familiares?

Colaborar para generar ideas asociadas a la belleza y a la perfección acorde a las posibilidades de cada individuo, y potenciar la valoración de otros elementos, más allá de la imagen corporal.

Sin lugar a dudas una batalla personal que muchas personas de todos los sectores etarios padecen en silencio, muchas veces sin siquiera saberlo. Una oportunidad de pedir ayuda a tiempo es fundamental para mirarse desde otro lugar.

MEGAREXIA, LA GRAN DESCONOCIDA

(Fuente: suite101.net)

Megarexia, la otra parte de la báscula de la anorexia. Un grave trastorno alimenticio desconocido en la sociedad, que afecta a las personas obesas.

Cuando se cruzan con una persona obesa lo primero que les viene a la cabeza es que se atiborra de comida. Lo segundo suele ser que quizás tenga un problema de tiroides y las siguientes teorías que se plantean son un posible problema en el metabolismo o herencia familiar. Es probable que no estén lejos de la realidad esas teorías. Aun así, una gran población no tiene conocimiento de que la obesidad pueda venir por un problema mental: quizás sufran de megarexia.

La megarexia es la eterna desconocida en estos tiempos que corren. Es una enfermedad especialmente grave, tanto como pueda ser la anorexia. Es un trastorno alimenticio muy común. Fue bautizada con este nombre por el Dr. Jaime Burgos, el cual explica de una manera muy simple esta enfermedad “Es el otro lado de la báscula de un anorexico”.

Las personas que sufren de megarexia, son personas generalmente muy obesas que se ven delgadas. Tienen alterada su percepción de la realidad, cuando se miran en un espejo se ven perfectamente, sanas y guapas. Eso genera que tengan unos hábitos de vida poco saludables, en contra de lo que su organismo necesita, como sería comer fruta, verdura y practicar deporte, ellos se atiborran a comida, normalmente muy calórica, como pueda ser el chocolate, los frutos secos, las hamburguesas, la pizza y todos estos “deliciosos pecados” que se deben evitar por regla general.

Una dieta llena de carbohidratos, calorías vacías que no alimentan el cerebro. Poco a poco, se convierten en personas obesas desnutridas, incluso anémicas. Sufren mareos y tensión baja, debido a esta falta de nutrientes en el organismo,lo que les hace entrar en un círculo vicioso, comen para sentirse mejor.

Los megaréxicos no son conscientes de su problema así tengan el grado que tengan de enfermedad. Aun así, cuando alguien les intenta hacer ver la realidad, pueden tener un momento de lucidez. Pueden llegar a verse tal y como son, pero su cerebro no lo admite. El espejo no les muestra la realidad, las fotografías por el contrario si hacen que se vean tal y como son. Normalmente estas personas son reacias a fotografiar sus cuerpos, ya que al ver ese reflejo de la realidad sufren «shocks» importantes. Tampoco les suele agradar ir de compras. El hecho de probarse un pantalón de un tamaño descomunal, les hace caer en un pozo de tristeza y desconcierto.

 Las personas con este problema se vuelven hostiles, intransigentes, conflictivas y hasta mal educadas. Manifiestan un odio hacia el mundo e incluso hacia ellas mismas.

Según el Doctor Jaime Brugos, la anorexia y la megarexia se originan por tener desnutrido al cerebro. “Ambas enfermedades distorsionan la realidad y la imagen que el individuo percibe de sí mismo”.

Este problema todavía no ha calado en la sociedad, por lo que dificulta bastante la lucha contra esta. Pero realmente está a la orden del día, se calcula que por cada anoréxico, hay diez megaréxicos. Una cifra escalofriante teniendo en cuenta lo peligrosa que puede llegar a ser la obesidad.

Para combatir esta enfermedad es necesario que el enfermo acepte que tiene un problema, ya no solo de peso, si no un grave trastorno alimenticio y psicológico. En esta lucha el entorno de la persona, juega un papel fundamental. Deben hacerles ver la realidad de un modo dulce. Hay que tener claro que son enfermos, no personas “dejadas” que comen sin más.

El entorno debe intentar que el enfermo se ponga en manos de un especialista en trastornos alimenticios o como mínimo de su médico de familia. Dependiendo de la reacción del enfermo, cabe la posibilidad que sea dirigido a un especialista en psicología. Éste puede ayudarle a comprender que tiene un problema y que puede combatirlo aceptándolo.

Una vez se acepte el problema no es necesaria una medicación, con una buena alimentación, ejercicio y vida sana, estas personas podrán perder la grasa acumulada, obteniendo un gran cambio tanto en su físico como es su mente. Este cambio ayudará a que poco a poco se vayan aceptando como son.

Este trastorno, de la misma manera que la anorexia o la vigorexia, se puede superar con mucho trabajo y constancia.

Siendo interesante esta perspectiva, definitivamente hay que considerar que un sujeto que daña físicamente su cuerpo por medio de la obesidad y que además no es capaz de percibir su estado corporal, es un sujeto que no tiene contacto con la realidad, tal estado de total inconsciencia señala un elemento patológico al cual prestarle atención. En UAPPO, la obesidad representa un estado de inconsciencia sobre sí mismo, en el cual se instaura la enfermedad; permitiendo que el paciente escale cada vez más profundos niveles de daño sobre sí mismo, resultando entonces la primera y prioritaria resistencia a vencer: consciencia de la enfermedad.